Las Navidades, ese país en la retina que ya no es. El emigrante vuelve a su memoria, el refugio último de la verdad. Entre medio solo hay ruidos, ruidos de aviones, balbuceos de Santa Claus, y un inodoro e interminable anuncio de colonia.
Tanto desvarío de color, vértigo y desamparo se puntúa con caminatas por ese paisaje lunar entre Andía y la Barranca. Esa tierra de nadie, o de las vacas, que son como nadie a cuatro patas. El frío hace de ese camino más allá de las nubes un deambular entre el cielo y la tierra que no se sabe dónde está. Desasido del calor de la vida caminas un sendero amable y ondulado hacia tus propias voces. Jamás hay silencio.
De vuelta al fuego, más comida y felicidad. La fisiología es pauta y ritmo de vida. La fisiología es sintaxis, esa hebra que zurce la vida, su verdad zoológica.
La vida es pastiche de recuerdos repetidos convertidos en certidumbres, matemática pura. Uno vuelve para hacer de la vida una fórmula de predicción, certeza, un pegamento de agarre a ese tiempo que se desgaja. Unicamente lo que se repite es real. Y volvemos a lo cierto, lo ya visto, lo ya sabido. Solo lo impredecible es mágico, lo que solo ocurre una vez. Por eso vuelvo cada Navidad por eso quiero repetirme. Sí, todavía soy. Y acabamos cantando un villancico de los de antes, mientras el más nuevo del clan lidera lo que vuelve a ser y no se repetirá jamás. A partir de ahora imprimiremos la leyenda en nuestro recuerdo. Aquella única vez.
Referencias
The Man Who Shot Liberty Valance by John Ford, 1962
Las Ninfas by F Umbral, 1975