Hoy voy a escribir de uno de esos tópicos de los que nadie habla, pero en algún momento han pasado por la mente de muchos.
Si tienes 5 minutos que perder, literalmente, acércate a la web del “equipito” y lo dicen ellos mismos.
“El orgullo por lo propio, reflejado en su máxima expresión con su política de cantera, marca la diferencia con cualquier otra filosofía o manera de entender el fútbol en todo el mundo…
El Athletic Club está radicado en Bilbao, provincia de Bizkaia (País Vasco). Nuestra filosofía deportiva se rige por el principio que determina que pueden jugar en sus filas los jugadores que se han hecho en la propia cantera y los formados en clubes de Euskal Herria, que engloba a las siguientes demarcaciones territoriales: Bizkaia, Gipuzkoa, Araba, Nafarroa, Lapurdi, Zuberoa y Nafarroa Behera, así como, por supuesto, los jugadores y jugadoras que hayan nacido en alguna de ellas.”
Solo puedes jugar en ese equipo si has nacido en una geografía especifica que coincide con la geografía del xenófobo oligofrénico Sabino Arana. Emplazo a cualquier empresa española a poner en marcha un proceso de selección de personal en el que se incluya la siguiente condición
“Nuestra filosofía de empresa se rige por el principio que determina que pueden incorporarse a nuestro equipo los trabajadores que se han educado en las universidades de todo el mundo excepto aquellas situadas en Euskal Herria, que engloba a las siguientes demarcaciones territoriales: Bizkaia, Gipuzkoa, Araba, Nafarroa, Lapurdi, Zuberoa y Nafarroa Behera, así como, por supuesto, los trabajadores que hayan nacido en alguna de ellas”
Todo el mundo diría que es inaceptable, discriminatorio y de otro mundo. ¿Si esto es así, porque nadie llama a las cosas por su nombre?
¡El equipo de futbol de Bilbao es un equipo racista! El hecho de que haya que decirlo es un síntoma paradigmático de la hediondez intelectual de la sociedad española en general y de la región vascongada en particular.
A riesgo de convertirme en escritor de Oráculos Sibilinos creo que como todo lo que tiene un espíritu pequeño y mezquino acabara en el lugar que le corresponde. De hecho, la historia ha sido inmisericorde con esa medianía filosófica, cuando han salido de su pueblo jamás han hecho nada reseñable.