La sexta flota

Habrá tiempo de inquirir, de preguntar, habrá tiempo de infamia y sonrojo… pero ahora es tiempo de nombrar. Quien nombra manda sobre el silencio que es el olvido sin palabras, manda sobre el jolgorio del ruido que es el olvido que se escucha.

Por eso quiero nombrar a Rosario, a José, a María, a Manuel, a Daniel, a Concha, a Alfredo, a Emilio, a Isabel, a Carmen, a Eladia, a Miguel, a José María, a Jesús, a Amparo, a Remedios, a Carmen, a Valentina, a Rudesinda, a Andrés, a Joaquina, a …. Y seguir hasta el fin.

Se nos ha ido Michael Robinson también y esto me ha hecho volver a ver el reportaje sobre la muerte de Iñaki Ochoa de Olza en el Anapurna. Lo descubrí cuando ya no estaba.

En una entrevista dijo que, si enfermas a 8000 metros, no te saca ni la sexta flota con todos sus portaviones. Quizá fue solo sentido común, pero lo que no anticipo es morir rodeado de gente que lo quería y que penaba cerca y lejos, gente que arriesgó su vida porque era un buen tipo.

Por eso os quiero mandar la sexta flota a todos vosotros, y si la sexta no puede, os mandare los amigos de Iñaki, porque nadie va a morir solo. A todos vosotros, que levantasteis un país y lo llevasteis a un sitio mejor, en silencio. A todos vosotros, a los que llevamos al mar de vez en cuando y a pesar de todo sonreísteis agradecidos. Porque nadie va a morir de olvido, porque vais a tener una mano, una sonrisa sin máscara, una caricia con vuestro nombre, solo vuestra. Porque vamos a ventilar recuerdo, ya que no os pudimos ventilar vida.