Nescius

Llevamos casi 18 meses de propaganda, incompetencia, medias verdades y muchos muertos con la pandemia de Covid-19, el virus de Wuhan si seguimos la denominación tradicional de nombrar a los virus que producen epidemias según el lugar geográfico donde se originaron (i.e Ébola es un rio en África donde el virus se detecto en 1976; Zika es el nombre de un bosque en Uganda donde el correspondiente virus fue descubierto por primera vez en 1947)

En España el exceso de muertos de 2019 a 2020 fue de 83,000 personas que probablemente se pueden atribuir al virus de Wuhan, un 20% más de muertes que el año anterior. En USA ocurrió algo parecido con un aumento del 18% en muertos entre 2019 y 2020 (de 2,854,000 a 3,358,000). En términos absolutos representan medio millón de muertos más que el año previo, en términos relativos son 8.64 muertos por 1,000 habitantes en 2019 y 10.17 muertos por 1,000 habitantes en 2020 (asumiendo que USA tiene una población de 330 millones de habitantes en 2020). Y esta sencilla operación matemática, al alcance de cualquiera que haya hecho tercero de educación general básica, es muy importante.  

El problema del virus de Wuhan es real. Es curioso que los mismos que mostraban suspicacia a las vacunas apenas hace unos meses, son los que las utilizan como arma arrojadiza para señalar y establecer una dictadura “de salud” con la excusa del virus.

Pero más allá de los detalles, importantes pero simples consecuencias de problemas de más calado, lo que esta pandemia ha puesto en claro es la necesidad de reinventar nuestra sociedad desde el punto de vista de gobierno.

Tras decenios de paz, o de guerras más o menos soterradas, el 11 de septiembre cambio el mundo, y dejo claro que el estilo de vida occidental es un objetivo de guerra. Sin embargo, esta sociedad occidental que ha producido enormes avances en todos los aspectos de la vida simplemente fruto de la defensa de la libertad individual y la propiedad privada, está siendo atacada ahora desde dentro. Los gobiernos occidentales se han convertido en estructuras burocráticas elefantiásicas que obedecen a sus propios objetivos y ritmos, no a la sociedad a la que supuestamente sirven.

Si revisamos los mensajes que desde las “instituciones” se han comunicado a la ciudadanía, hay una marabunta de medias verdades, inexactitudes y mentiras evidentes. En cualquier caso, el objetivo ha sido siempre, en todos los países e independientemente de la adscripción política sobre el papel, “haz lo que yo digo”.

Se empezó con la promesa de que la cuarentena haría que el problema aminorase muchísimo, que las máscaras impedirían la propagación del virus, se siguió con que las vacunas erradicarían la enfermedad y en todos los casos los gobiernos se arrogaron poderes extraordinarios que todavía no han derogado. En USA, el gobierno que ahora manda vacunar de modo imperativo mostraba dudas y suspicacias sobre las vacunas apenas hace 12 meses y ahora (y sin ningún dato científico que lo apoye) estaba a punto de empezar a dar terceras dosis que afortunadamente un comité de expertos de la FDA ha dicho que no. No hay ninguna evidencia para ello de momento. Es curioso que hubo una diferencia estadísticamente significativa si se compara la presencia de anticuerpos tras 1 mes de la primera dosis con la presencia de anticuerpos tras 1 mes de la tercera dosis (comparación inadecuada), pero si se compara la presencia de anticuerpos un mes tras la segunda dosis con 1 mes tras la tercera dosis no hay ninguna diferencia en la presencia de anticuerpos. Es curioso que la FDA es siempre renuente a basar sus decisiones en lo que se denominan marcadores farmacodinámicos (en este caso la presencia de anticuerpos) y siempre quieren datos clínicos relevantes (en este caso el porcentaje de personas que enferman tras haber sido vacunadas). ¿Se está aplicando un doble rasero aquí también?  (Briefing Book de Pfizer https://www.fda.gov/media/152161/download). Me fijo en estos detalles porque nadie ha tenido la decencia científica y moral para decir “no sabemos” y se ha utilizado “la ciencia” como un argumento irrebatible. Ello demuestra tanto una soberana ignorancia como un uso político rastrero de la misma puesto que la ciencia va acotando recodos de incertidumbre, jamás acota recodos de verdad.  

Cuando la pandemia apareció se pudo decir “no sabemos” pero por prudencia vayámonos a casa así podemos aminorar el número de pacientes y no colapsar los hospitales. Tras esa primera experiencia se pudo decir, no sabemos y no hay evidencia científica contundente, pero es razonable llevar mascara en sitios cerrados, y es razonable empezar a usar tratamientos, que aún no tienen ensayos doble ciego randomizados, pero que vienen de lo que aprendimos con el síndrome respiratorio agudo grave (SRAS) causado por un coronavirus en 2003 en Asia. Se podía haber dicho que esta es una enfermedad con reservorio animal y como tal es razonable pensar que va a permanecer entre nosotros. Se podía haber dicho que las vacunas serán una gran ayuda, pero no la solución final, puesto que, aunque protegen de la enfermedad severa, los pacientes vacunados pueden presentar la enfermedad con o sin síntomas y transmitirla. Se podía haber dicho que las agencias de salud están trabajando con las empresas farmacéuticas para desarrollar vacunas sobre plataformas tecnológicas en las que ya se han desarrollado otras vacunas (vacuna rusa o china o J&J) o en plataformas tecnológicas que llevaban décadas de investigación (Pfizer o moderna) , que la velocidad de aprobación viene del hecho que las agencias están revisando los datos de fase I, II y III en tiempo real, pero que el proceso es exactamente el mismo que en otras circunstancias y los tamaños de los estudios similares a otros estudios de vacunas. Una vez que las vacunas estaban disponibles se podía haber dicho que como con cualquier otro medicamente existe un balance de beneficio y riesgo, que nunca hay un riesgo cero pues vivir es la única condición “sine qua non” para morir. Se podía haber dicho que el esfuerzo de vacunación de proporciones planetarias con cientos de millones de personas vacunadas en muy poco tiempo va a producir señales de seguridad que habrá que estudiar. En circunstancias normales la gente desarrolla cáncer o infartos o… y tras la vacunación esos eventos se van a producir y la adscripción de causalidad a la vacunación es una posibilidad, pero se requiere tiempo y mas estudios para aclarar cuales son los riesgos de la vacunación que no se han podido detectar en los estudios de fase I, II y III.

Sin embargo, nadie ha dicho no sé, no sabemos. El poder siempre asume la dependencia de la ciudadanía, a los que tratan como súbditos, y por eso son incapaces de decir “no sé”. Creen que los pobres súbditos necesitan certidumbres del capitán omnisciente.  

La respuesta al final reside en la belleza como verdad y a través de ella en la libertad. En Hegel la belleza tiene la brillantez de la verdad, la idea de belleza viene de la unidad inmediata del concepto con su realidad y en ese aspecto la verdad se convierte en libertad.

La verdad reduce la entropía, el ruido de fondo que impide distinguir lo real de lo otro. La verdad ocurre con poca frecuencia y se destila de la teoría, de la hipótesis. Hemos substituido las teorías por datos y es por eso que no podemos discriminar nada de verdad en lo que nos dicen. No hay narración no hay teorías, no hay verdad, solo hay datos.  

En nuestras circunstancias eso consiste en declamar la realidad de la ignorancia y el estudio para disminuir esa ignorancia. Nos inundan con datos que en sí mismos no significan nada. Como ejemplo, cuando hablan de casos en niños menores de 18 años que ahora vuelven al colegio. Se habla de un aumento del X00% de casos…. ¿Qué significa?  ¿Cuántos niños han sido hospitalizados? ¿Cuántos han fallecido?

En USA, el año 2017-2018 hubo 643 muertes debidas a la gripe estacional en niños (115 en 0-4 años y 528 en 5 a 18 años) con una incidencia de 0.008 casos por 1,000 personas en ese grupo de edad. En la misma web (www.cdc.gov) se muestra que en 2019 hubo 516 muertes atribuidas al Covid-19 en el mismo grupo de edad (159 en 0-4 años y 357 en 5-18 años) con una incidencia de 0.007 casos por 1,000 personas en ese grupo de edad.  La mayoría de esas muertes, tanto en el caso de la gripe como en el de Covid-19, se produjeron en pacientes con patologías previas (cáncer, fibrosis quística etc.). Para los indignaditos, diré que cada persona es un tesoro, y que en mi vida una de las cosas mas duras que hecho es decirle a una madre que su hijo adolescente está en muerte cerebral, el llanto desesperado de esa madre todavía está en mi recuerdo. A modo de reseña diré que este artículo habla de una incidencia de muerte por arma de fuego en el grupo de edad 0-18 años en USA de 1.8 por 100,000 (es decir 0.018 por 1,000 personas https://pediatrics.aappublications.org/content/140/1/e20163486#T1).

Entre tanto la clase médica se ha agarrado a sus 15 minutos de fama y televisión diaria (Fauci en US es solo uno de ellos, cada país tiene el suyo, el nuestro es el caradura e incompetente Simon).

Pero, así como creo que el gobierno está al servicio de los ciudadanos y debe proveer servicios e información, no la actual dictadura con propaganda en que se ha convertido el mundo occidental, hay que pedir también a la ciudadanía un comportamiento ciudadano. La calidad de nuestras democracias vale tanto como su ciudadanía y eso requiere un esfuerzo de información y decisión personal. El ejercicio de la libertad es un imperativo moral, y todos aquellos que creen estar haciendo una cruzada por la libertad deberían pensar si están tomando una decisión honesta con toda la información a su alcance y las repercusiones de su decisión en sus conciudadanos.   

Y esto me recuerda el primer discurso de Winston Churchill, en mayo de 1940, como primer ministro en medio de la segunda guerra mundial “I have nothing to offer but blood, toil, tears and sweat.” (no tengo nada que ofrecer más que sangre, sacrificio, sudor y lágrimas”) que es similar a lo que dijo Giuseppe Garibaldi a sus tropas en 1849 “Os ofrezco hambre, sed, largas marchas, batallas y muerte”. O lo que dijo Enrique V en el día de San Crispín “Si estamos marcados para morir, somos suficientes Para hacer la pérdida de nuestro país; y si vivir Cuantos menos hombres, mayor parte del honor. ¡La voluntad de Dios! Te lo ruego, no desees un hombre más.”

La legitimidad de nuestras democracias está en entredicho, ya venía estando en entredicho hace tiempo, pues la casta política se ha convertido en eso, una casta de busca rentas a los albures del poder. Hay ejemplos evidentes en todos los países “democráticos”. Y la legitimidad es la característica fundamental que necesita una democracia para sobrevivir. Hubiera estado bien si alguien hubiera dicho la verdad “No sabemos” la ciudadanía siempre sigue a los que tienen el valor de liderar la incertidumbre con honestidad.