El Mirablau

Tras 2 años de distancia y pantalla, empiezan a celebrarse de nuevo reuniones científicas. Tuve la suerte de acudir a una de ellas por motivos de trabajo, y he de decir que el rencuentro, los apretones de manos y las conversaciones cara a cara, traían alegría a todos lo que nos volvíamos a ver.

He tenido mucha suerte en general, y uno de esos regalos que la vida me ha dado es conocer gente no solo inteligente sino valiente y buena también. Uno de ellos es Joaquín, que embridó mis primeros afanes cuando yo era potro más que residente. Tuvimos la oportunidad de hablar tras muchos años de silencio y en esa magnifica conversación me recordó que “la medicina empieza a ser interesante cuando te das cuenta de que es un juego, de que es una aventura”. Y llevo un mes pensando en esa frase.

Conforme avanzamos en el conocimiento del mundo que nos rodea, buscamos más certidumbres. Trabajamos para ser ese demonio de Laplace que cuenta el futuro desde el presente. Para Heidegger, el ser (Dasein) solo se entiende como un drama que se desarrolla por el tiempo. Así que aquí estamos… en medio del tiempo, inciertos, inseguros, intentando domesticar el azar, ese límite de la racionalidad del mundo que nos receta benzodiacepinas para dormir. El azar se resume en tiempo desconocido.

El método analítico, la ciencia, busca algoritmos sintéticos que nos den un tiempo conocido, un futuro conocido. Y todo ello se hilvana con memoria, que es parte del tiempo pasado… tiempo. La ciencia moderna habla de la temporalidad idiosincrática y no continua del hombre, la temporalidad personal está marcada pero no definida por nuestra memoria.  

Así que somos moda, arreglo y tiempo.

La ciencia es modernidad y moda, “modus nos” es “nuestro mientras”, el modo de estar en el tiempo ahora. La moda tiene algo de caprichoso, de algoritmo no sintético… de transitoriedad impredecible… de azar.

Y ese tiempo aumenta nuestra entropía, nos desordena, nos gasta. Tenemos que arreglar, para arreglar hay que conocer, para conocer hay que recordar. La memoria es un mecanismo de ahorro y arreglo. No se puede recordar sin olvidar, sin seleccionar. La memoria no solo se hilvana con tiempo.

Y ya estamos preparados para lo que no es, para conocer lo ignorado todavía. Para ir más allá de los datos, para romper la barrera del análisis y la síntesis. Platón estaba equivocado, conocer no es recordar. Conocer es navegar de vuelta a Itaca, volver a donde no hemos estado. Llegar a un lugar diferente. Por eso es interesante.

Si Joaquín, la medicina es un juego!

Referencias

Historia de la ciencia by Jean Baptiste Laplace 1814

Ser y Tiempo by Martin Heidegger 1927

Quien es el hombre by Leonardo Polo 1991

Think Tank by David J Linden 2018