Estos tiempos no son tan diferentes a otros. Tras décadas de paz en nuestra sociedad occidental, con guerras intermitentes que no han interrumpido nuestros fines de semana, estamos en una época de complacencia y segundas digestiones. Pero la naturaleza humana sigue siendo la misma y el poder sigue teniendo el mismo ansia de perpetuidad que en tiempos pasados. Desde que la revolución científica hace mas de dos siglos prometió desentrañar la más recóndita realidad para explicarlo todo seguimos en esa confusión entre lo que es y lo que no es.
A pesar de que entendemos más algunos aspectos de la realidad externa, seguimos queriendo algo que no está ahí fuera. La falsa promesa de una libertad total liderada por las emociones y esa llamada a vivir reinventado todo cada vez, en cada vida,sin límites, sin pasado…no satisface en absoluto.
Se olvida, la Iglesia incluida, que la mayor revolución en nuestra civilización ocurrió hace 2023 años. Jesucristo vino a decir que cada vida es única, irrepetible y valiosa en sí misma. Cada persona tiene esa libertad moral de elección que lo hace individuo.
Por eso ahora se intentar redefinir la realidad, para hacer de la verdad algo circunstancial al momento presente y permitir decidir la verdad a los poderes que son. Ningún poder tiene en alta estima a aquellos que conservan su libertad de elección, y por ello su moral. El poder siempre agrupa a los individuos por características externas porque así se les priva de individualidad, y por ello de libertad de elección.
Ahora nos dicen que los chicos pueden ser chicas, que ser gordo es sano, que los más importante es la emoción, que no hay reglas más allá de las que uno quiere definir, que la tradición no sirve para nada, que los ritos son camisas de fuerza.
Yo creo que hay que escuchar las canciones de la gente normal con atención. Los juglares nos cuentan lo que tú haces y piensas.
En uno de mis viajes a Pamplona, mientras conducía hice lo que siempre hago cuando aparece el cartel de Navarra en la autopista, una inspiración profunda … como si fuera un aire mejor, como si fuera… es volver a casa. En ese momento sonó en la radio la canción “Quisiera ser” de Alejandro Sanz, y de nuevo la respiración…”Quisiera ser el aire que escapa de tu risa”. Los sabios judíos asociaron el nombre de Dios, Yahvé, con el aliento. El nombre mismo, cuando se pronuncia, es el sonido de la respiración: la inhalación y exhalación de una sola respiración. Una inhalación con voz natural suena como “Yah”, y una exhalación con voz suena como “Weh”. Estar vivo es nombrar a Dios. Como dice el Genesis: “Él sopló en nosotros el aliento de vida (Génesis 2:7)”, y todavía retenemos ese aliento.
Una vez en Pamplona, Iñaki me sacó de paseo y acabamos bebiendo copas, bailando en un bar con música a tope mientras …todavía era de día. Cuando era joven esto solo ocurría en sanfermines, el resto del año alcohol y noche era la combinación habitual. Me explicó que eso es el “tardeo”, gente de nuestra edad que va a la cama a una hora razonable pero como U2 “still have not found what I am looking for”. El caso es que sonó la canción “Delgadito” …” ellas no quieren tus besos si no les das todo el amor que hay en tus huesos” verdades como puños en la prórroga.
Siempre que me voy de Pamplona, me entra esa nostalgia anticipada de un pasado en recuerdo, que a lo mejor ni siquiera fue… y pongo canciones de Julio y María Dolores para el camino.
María Dolores me dice “Esta casa la compro sin fortuna, esta casa la compro con amor, pa’ que jueguen mis hijos con la luna, pa’ que jueguen mis hijos con el sol. Yo les quiero dejar lo que no tuve. Yo los quiero mirar poco a poco crecer y alcanzar una nube…Yo quisiera que Dios, que Dios los arrullara… y un mañana distinto y un distinto mañana también que Dios los despertara.”
Mas tarde, Julio me cuenta que “De tanto correr por la vida sin freno, Me olvidé que la vida se vive un momento, De tanto querer ser en todo el primero, Me olvidé de vivir los detalles pequeños, Ya no soy como ayer, ya no sé lo que siento” Es cierto Julio, la vida no es lo que le pasa a otro, es lo que me pasa a mí, primera persona del singular.
Y llego al aeropuerto.
Referencias
Tres guineas by Virginia Woolf 1938
Our culture , what is left of it by Theodore Dalrymple 2005