Tengo amigos que no merezco y solo por eso la vida vale la pena.
Estas Navidades estaba hablando con Pablo, un pintor de esos que busca la belleza, y me refirió el perro de Jeff Koons como ejemplo de la búsqueda de la redondez, la placidez del arte actual, un arte que requiere apenas una perspectiva banal, infantil y relajada. En eso está de acuerdo con Byung-Chul Han que describe el arte moderno como un arte sin distancia, reducido a la emoción pasajera del instante. Hegel describía el arte como algo con significado y eso solo se consigue con la distancia. Esa distancia habla de lo otro, de lo inefable, de lo inasible. Schiller creía que “a través de la belleza es como se llega a la libertad”, haciendo del arte una experiencia individual y libre. Hans Gadamer piensa que esa alteridad es central al arte. El arte de hoy nos engulle a través de lo suave, de lo redondo, de lo que no tiene ángulos, de lo que no sale de sí mismo, de mí mismo. No hay nada nuevo, solo es un momento de placer pasajero resumido en “me gusta”.
Como las navidades fueron largas, tuve ocasión de hablar con Igor, otro artista que se dedica a una actividad que Nuccio Ordine llama inútil, la música. En tiempos recientes la música se está viendo reducida a un par de minutos de repeticiones en tonos mayores fáciles. Ya no estamos para viajes al fondo de nuestro yo con una Misa de Difuntos de Cristóbal de Morales o esa felicidad revuelta de Paco de Lucia que utiliza el menor natural y menor armónico en la misma canción, porque él también está entre dos mares.
Y esto me lleva a Richard Rohr, este cura católico en busca de la unidad del hombre. Rohr reconoce la corporalidad y la trascendencia como realidades intrínsecas e indisolubles del hombre, no como una dualidad disjunta. ¡El arte nos lleva a lo profundo del yo, tan carne como espíritu!
¿Por qué es tan importante el arte? Porque nos duele, porque nos pregunta, porque nos deja dubitativos, porque nos habla del no-yo, porque nos habla de lo que está más allá… porque nos hace humanos.
El arte es especulación sin destino, es búsqueda sin mapa, esgrima contra el tiempo. Poincaré, matemático y físico teórico en el centro de las discusiones de la relatividad en la primera parte del siglo XX, habla de la belleza de la ciencia pura, aquella sin utilidad inmediata cuyo deseo es conocer y admirar la belleza de la naturaleza. También esa ciencia inútil es arte.
La inutilidad alimenta la esperanza de la vida, lo útil es una verdad delgada, tísica, paupérrima. Lo útil nos da pan, techo, cama y sayo…nos compra tiempo para pensar, sentir y soñar.
Nietzsche dice que” La lenta flecha de la belleza, -la clase de belleza más noble es la que no nos cautiva de un solo golpe, la que no libre asaltos tempestuosos y embriagadores (ésta provoca fácilmente el hastío), sino la que insinúa lentamente, la que se apodera de nosotros casi sin que nos demos cuenta. “
La belleza es tiempo comprado al desorden, cuántas vidas se resumen en momentos bellos que explican todo lo demás.
Y eso es todo, en un Enero de cambio, de puertas que se cierran y otras que se abrirán .
Referencias
Cartas sobre la educación estética del hombre by F.Schiller, 1795
The relevance of the beautiful by Hans-Georg Gadamer, 1986
Saving beauty by Byung-Chul Han, 2015
Entre dos aguas https://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=2oyhlad64-s&
The physicist and the philosopher: Einstein, Bergson and the debate that changed our understanding of time by Jimena Canales, 2020
Ciencia e Hipótesis (La Science et l’Hypotèse) by Henri Poincaré, 1902.
Breathing Under Water: Spirituality and the Twelve Steps Paperback By Richard Rohr 2021
Escribir también es un arte, la próxima vez con bebidas y tiempo.