De vuelta

La literatura es un ardor de media tarde pequeñoburguesa sin chimenea. Una limosna del ocio.

Aquí estoy esperando esa verdad lírica y última del mundo. Miro la puerta de este bar de bocata de calamares y carajillo, pero suena Princesa de Sabina, que es una lírica madrileña con orín de perro esquinero y fritura de almuerzo barato y de corrido.

Me voy a remendar sueños a otros lares. Camino buscando ese lugar donde está la lírica, porque la lírica es un lugar y un tiempo exacto. Spotify pone Coldplay que me canta “when you try your best but you don’t succeed”!

La poesía está rodeada de palabras, igual que la música se parapeta en escalas. Nadie improvisa, nadie se libera, las reglas son el pulso de la vida. El artista solo llega a la verdad de todos por los caminos asfaltados. Acaso solo hay un alma esparcida en colores que llamamos Yo.

La literatura es procreación que parapeta ese instinto gastronómico que es la conquista. Y tras las palabras y las generaciones queda ese caminar tuyo, redondo y acompasado que me deja entre versalles y un wagyu al punto. Quiero deshilacharme alrededor de tu perfume y enredar esos muslos en huida.